El monstruo del zumba
La instrucción es simple: haga que la gente sonría mientras quema cientos de calorías durante una hora de ejercicio. ¿La recompensa? Cumplir un sueño y ser millonario. A Alberto Beto Pérez (Cali, 1970) la fórmula lo pilló de sorpresa. Un día se dio cuenta de que si ponía a sus alumnos de aeróbica a gozar mientras trabajaban sus cuerpos, con ritmos de merengue, salsa y reggaeton, estos acababan la clase extasiados, deseando que empezara la próxima. Eso sí, era 1986 y los millones aún estaban por llegar. La génesis del ya famoso zumba se resume en dos palabras: suerte y oportunidad. Por aquel tiempo, su creador era un joven y humilde instructor de gimnasio que una mañana se dejó en casa las melodías ochenteras con las que daba clase en su Cali natal. “Parece una historia de marketing”, reconoce, convertido en el artífice de una empresa valorada en casi 400 millones de euros y que cuenta con 15 millones de aficionados en 180 países. “No tenía la música, pero no podía quedar mal ante mi jefe, así que cogí mis casetes grabados de la radio, con merengue y salsa, y me inventé que había preparado una clase nueva. Improvisé”. El resultado fue tan inesperado como victorioso. La gente disfrutaba y los 60 minutos de suplicio se convirtieron en un suspiro. “Así supe lo que quería hacer el resto de mi vida”, cuenta Pérez. Había nacido el zumba, aunque él aún no lo sabía.
A partir de entonces, el éxito no lo abandonó. El autodidacto monitor caleño inició una carrera como coreógrafo en Colombia que en 1999 lo tenía trabajando con Shakira y en los mejores gimnasios de Bogotá. Pero él quería más, así que lo vendió todo y emigró a Estados Unidos. “Fueron cuatro viajes a Miami, buscando una oportunidad y sin hablar una gota de inglés. Hubo noches que dormí en parques”, narra embelesado, como si le costara creérselo. Al cuarto intento, funcionó: una empresaria lo contrató y, sin saberlo, abrió el mercado americano a lo que sería la nueva sensación en el mundo del fitness. En 2001 aparece en la historia Alberto Perlman, hoy CEO de Zumba Fitness LLC. Y quién iba a decir que, si no fuera por la insistencia de su madre, Michelle Obama no tendría ahora un instructor de zumba en la Casa Blanca. Perlman es hijo de una de las alumnas de Pérez, maravillada con su innovadora fórmula. “Acepté conocer a Beto solo para complacerla”, admite Perlman desde Miami. “Acababa de cerrar mi empresa de Internet y la verdad es que no se me ocurría cómo encajar el ejercicio en algún negocio”. Le bastó con ir a una clase de su ahora socio para cambiar de opinión: el concepto de quemar calorías con una sonrisa era un engendro que había que explotar. Llamó a su amigo Alberto Aghion y, tras convencer a los dueños de una cadena de gimnasios en Ohio de que invirtieran un millón de dólares para grabar un DVD, el improbable trío de colombianos llamados Alberto fundó la compañía.
A pesar de que no entregan datos exactos de sus ingresos actuales, Perlman deja escapar algunas pistas: Zumba Fitness LLC, basada en Hallandale, Florida, y que hoy da trabajo a casi 300 empleados, creció ni más ni menos que un 4.000% entre 2007 y 2010 y un 750% en los últimos tres años. Es decir, la crisis económica es para ellos una anécdota. El modelo de negocio hace tiempo que dejó de limitarse a impartir clases: Aghion, el tercer Alberto, tuvo la brillante idea de crear un programa de instructores que logró expandir el producto de forma global.
Zumba Fitness provee de una titulación a monitores de todo el mundo, que ofrecen sus servicios a los gimnasios, convirtiéndose en autónomos. La compañía comercializa además una marca de ropa y accesorios, CD, DVD, videojuegos y eventos en vivo. En los últimos años, se ha convertido también en una importante plataforma de música latina e internacional. Daddy Yankee y Don Omar son los primeros en crear temas expresamente dedicados al zumba.
“Nunca me imaginé que esto iba a seducir hasta a celebridades”, reflexiona Beto Pérez, sin llegar a conmoverse, al dar cuenta de la afición que han reconocido la princesa Letizia, Victoria Beckham o Jennifer López. Y todo hace pensar que el monstruo fibrado del zumba no parará hasta conquistar el mundo entero. “Ahora estamos enfocados en Asia: Malasia, Singapur, China, Japón…”, contaba el mismo día que lanzaba en Madrid la variante Zumba Step. “Allí el mercado es gigantesco, mucho más que en España. Y están los mejores instructores. Es increíble. En Pekín los ves bailando rumba flamenca, cumbia o salsa y te aterras”, asegura. Y concluye, ahora sí, emocionado: “Yo lloré la primera vez que los vi”.
Visto en http://elpais.com/elpais/2014/01/17/gente/1389962182_820863.html
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